Da igual de qué año seas, los aros siempre estuvieron ahí

Puede que para muchos los aros simplemente sean unas piezas de forma circular que cuelgan de las orejas y cierto es que, tal vez, simplemente sean eso. Sin embargo, en ocasiones ocurre que detrás de cada objeto se crea un universo invisible y simbólico, un ecosistema de palabras, mitos y leyendas que trascienden al objeto en sí y, de algún modo, lo elevan a otra categoría. Los vemos en el día a día pero también en el mundo de las tendencias; el corsé que rememora la opresión del cuerpo femenino; la popularización de los pantalones como símbolo de libertad; o las cazadoras de cuero y vaqueras propias del movimiento punk como declaración de intenciones y ruptura de reglas. Cada colectivo tiene sus propios clásicos y si en la joyería hay algo que ha hermanado a varias generaciones de mujeres esos han sido los aros. Desde que se populariza la moda llegando hasta la estética de los movimientos urbanos actuales, los aros han representado elegancia y sofisticación, pero también transgresión de normas y libertad. Mujeres que, más allá de seguir la tendencia, la recrean a su manera mientras el resto, simplemente, las miramos con admiración. Aquí van unos ejemplos: En Vurma siempre hemos apostado por formas geométricas pero si hay una que nos ha enamorado desde el primer momento son ellos. Los puedes encontrar desde invertidos, hasta de grosor mínimo, con piedras naturales o anchos. <:>